Los Wayúu entonces le preguntaban cómo las había hecho, entonces la araña empezó a contarles. Cuentan que Wale’ Kerü enseñó primero a una sola mujer. Esa mujer luego contó que la araña les enseñaría a tejer si ellas le daban un burro o una cabra, y entonces allí los Wayúu le dieron sus prendas y collares.
La historia también dice que Wale’ Kerü se enamoró de un Wayúu, se fugó con él y al él llevarla donde su familia la madre del wayuu le dijo: “Toma este material para que hagas fajas” y Wale’ Kerü se comió todo el algodón y luego de su boca empezó a salir el hilo ya torcido y preparado para tejer.
Wale’ Kerü enseñaba a las muchachas que permanecían en el encierro, les pedía mucha atención, que no miraran para los lados, que no se distrajeran, pues ella no podía estar enseñando siempre.
Fibras e hilos
Los Wayúu hilan el algodón silvestre, el magüey en mecha, el aipis y otras fibras naturales propias de la región. Tuercen cintas de cuerdo de chivo o de res para formar hilos, cuerdas y cordeles. Retuercen el algodón y la lana industrial para los tejidos finos, además de los hilos gastados que reutilizan en los tejidos “de segunda”. Ya sea “en pierna”, o con la ayuda del huso, los Wayúu tuercen y retuercen hilos en forma de “S” o en “Z”.